La pensión alimenticia es la cantidad de dinero que paga uno de los cónyuges al cónyuge económicamente más débil como consecuencia de una separación o divorcio en España. En España, los tribunales generalmente otorgan pensión alimenticia solo si uno de los cónyuges está claramente en desventaja económica por el divorcio. Un ejemplo típico sería cuando uno de los cónyuges ha renunciado a su carrera para cuidar a los hijos. Esto se hace con el fin de reequilibrar la situación económica de la pareja como consecuencia del fracaso del matrimonio. No obstante, si no hay desequilibrio económico o perjuicio, no será necesaria la pensión alimenticia.
El monto a pagar es variable y se establece por acuerdo entre las partes. A falta de acuerdo, lo establecerá el Juzgado de Familia correspondiente. Los premios suelen variar entre el 15% y el 40% del salario que percibe el cónyuge con mayores ingresos. En cuanto a su duración, puede ser indefinida en el tiempo, con plazo fijo, o en un solo pago.
Hay dos condiciones que debe cumplir el cónyuge que reclama el pago y el desequilibrio para que se le conceda:
- probar que está en una situación financiera peor que antes de la ruptura del matrimonio
- acreditar evidencia que se encuentra en peor situación económica que el otro cónyuge
La ausencia de cualquiera de las dos condiciones puede dar lugar a la negativa del tribunal a conceder la pensión alimenticia.
Para decidir si se otorga o no la pensión alimenticia, la Corte Suprema considera los siguientes aspectos:
- cuánto tiempo duró el matrimonio
- posibles necesidades futuras del niño
- condición laboral y profesional
- la posibilidad de volver al trabajo
- salud y probable recuperación
- dedicación a la vida doméstica y a los niños
- edad del cónyuge desfavorecido
Escrito en colaboración con Natalie Efiamarho